La escritora norteamericana Jetta Carleton, nacida en 1913 y fallecida en 1999, escribió una sola novela, Cuatro hermanas, publicada en 1962. Esta autora se crió en la granja de sus padres en Misouri junto a sus hermanas mayores, circunstancia que tendrá su trasunto en la novela. Cursó estudios de Literatura inglesa, ejerció de maestra y llegó a montar una editorial. Al morir, dejó sin publicar otra novela.
Cuatro hermanas, cuyo título original es The Moonflower vine, cuenta la historia de esas cuatro hermanas que dan título al libro, hijas del profesor de un colegio rural, Matthew, y Callie. Las jóvenes llegan a la granja de sus padres para pasar el verano y allí rememorarán el pasado. El editor de la novela declaró sobre ella:«De los cientos de novelas que he editado, Cuatro hermanas es realmente la única que he releído en varias ocasiones desde su publicación y, cada vez que la leo, me emociona tanto como la primera vez».
Este libro fue publicado en 2009 por Libros del Asteroide y en 2010 en Círculo de Lectores.
Estas son las primeras líneas de la novela:
Mi padre poseía una granja en el lado occidental del Misuri, por debajo del río, donde la meseta de Ozark desciende para unirse a la llanura. Es ésta una región surcada por riachuelos, rica en pastos que, buscando la luz del sol, surgen en medio de valles llenos de arbolado y se extinguen sobre enhiestas rocas calizas. Es una bonita comarca. No despierta admiración, como hacen otras, pero a su modesta manera es una tierra fértil en la que abunda el maíz, los caquis, zarzamoras, nogales negros, hierba de forraje y rosas salvajes. La granja, ochenta hectáreas bañadas por las lentas y parduscas aguas del Little Tebo, se enclava en su centro.
No había aún concluido el siglo XIX cuando mis padres, Matthew y Callie Soames, llegaron por pri mera vez a la granja. Recién casados, llevaban por todo equipaje una tetera, un colchón de plumas y un par de mulos. Más adelante, se fueron a vivir a una pequeña ciudad donde mi padre era maestro de escuela. A veces regre saban a la granja durante el verano, y al cabo de muchos años se quedaron definitivamente en ella. Pintaron la casa, arreglaron el viejo granero gris, compraron un buey y un depósito de butano, y se instalaron allí todo el año, tan felices como si fueran dos saludables jóvenes de veinte años, en vez de una delicada pareja que pasaba de los setenta.
Mis hermanas y yo solíamos ir a verlos todos los veranos.
Podéis encontrar el extracto completo aquí por cortesía de la editorial.
4 comentarios:
Que buena entrada condesa, y que buenos libros publica Libros del Asteroide, tomo nota de éste que me parece que debe ser una historia profunda y madura y un poco triste también,¿o me equivoco? ¿lo has leído?
Un saludo!
Hola princesa, no, no he tenido el placer, de hecho lo vi ayer anunciado en Círculo de Lectores y tal vez lo pida. Supongo que tendrá ese tono agridulce propio de las historias en las que se recuerda una infancia ya pasada. Por cierto, el libro fue todo un best-seller en su época.
La novela tiene buena pinta.
Por qué no escribiría nada más después?
Gracias por la recomendación ;-)
Kaguya
Pues no lo sé, Kaguya, tal vez se vio abrumada por el enorme éxito de su primer libro y no supo qué publicar después que estuviese a la altura. Es lo malo de lanzarse al estrellato con la primera obra; las expectativas son tan altas que casi mejor no escribir nada más a defraudar a los seguidores.
Un saludo
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